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LA FUNERARIA DE GABRIEL SOLIS

LA FUNERARIA DE GABRIEL SOLIS


Por José Luis Solís Garza

Desde hace un tiempo mis entrañables amigos, El padre Memo (Guillermo Flores) y El profesor Ismael Vidales Delgado, me pidieron plasmar en papel unas líneas sobre mi padre Don Gabriel Solís Martínez principalmente de cómo y cuando decidió fundar la funeraria. Cuanta responsabilidad escribir acerca de una persona que admiras y además tomas como ejemplo para tu diario hacer, a pesar de habernos dejado hace más de veinte años, tengo grabados en mi memoria todos los momentos que compartimos con mi padre, mi madre y mis hermanos. Tendría que comenzar mostrando su espíritu de lucha para sacar adelante una familia, y aunque también estableció el negocio de billar-cantina, además de atender a sus clientes en tiempo y a tiempo con el carro de sitio, su principal herramienta hasta su muerte, sentía la necesidad de buscar una nueva fuente de ingresos que ayudara a sobrellevar el peso y la responsabilidad de velar por dos familias, la paterna y la suya que recién comenzaba a formar.
Se ha dicho que todo hombre es exitoso cuando detrás de él está una mujer con coraje y empuje. Mi padre no fue la excepción y con el apoyo de mi madre, quién lo ayudó en la economía familiar aplicando inyecciones, en ocasiones durante la noche y/o madrugada, coadyuvó a sacar adelante una familia, sin embargo los requerimientos eran mayores.
Mayo de1949, habían pasado dos años desde el nacimiento de su primogénito varón después de su matrimonio con Hortensia Garza Villarreal el 24 de Agosto de 1946, la situación que prevalecía era muy difícil con el aumento de la familia cada vez más numerosa y en ese momento formada de tres hijos Martha Carolina, José Luis y Hortensia además otro por llegar, aunado a esto, el compromiso moral de apoyar y ayudar a su padre y hermanas; bajo esa perspectiva, y a que recién había cerrado el negocio de funeraria Don Fidencio González, nació la idea de establecer una nueva funeraria, principalmente para que se ayudara económicamente mi abuelo con sus hijas. Al principio el abuelo estaba reticente a la idea, sin embargo, con el mejor argumento, que es la necesidad y los conocimientos que tenía de carpintería, aceptó y comenzó a fabricar los ataúdes de madera siguiendo un modelo adquirido a Don Antonio Malo y a los cuales mis Tías, Alicia, Cristina, María de Jesús y Adela, hermanas de mi padre, les ponían los forros y acabados con tela, adquiridas en un principio con el mismo Dn. Antonio, después, en casa de Don Atilano Villarreal, posteriormente las traían de Monterrey al igual que los herrajes y la misma madera con que se fabricaban, estos materiales eran transportados de las distribuidoras de Monterrey a través del Ferrocarril y luego llevados a casa en coches estirados por mulas, ya fuese el de Don Lorenzo con su famoso grito de “ándale Negra-Vamos a Laredo”, su inseparable par de mulas, quién haciendo como que las chicoteaba, impedía que nos colgáramos o subiésemos en el coche; y otras veces, en el carretón de Nicho Solís.
Al principio, la Funeraria inició sus operaciones en la casa ubicada en la esquina frente a la parroquia y donde posteriormente estuvo la carnicería del Sr. Florencio Santos (Lencho), ahí mi abuelo también fabricaba y forraba con piel las monturas para caballo, posteriormente, estuvo ubicada en la casa marcada con el número 27 de la calle del 5 de mayo esquina con la calle de Mina y se atendía a quien necesitara de los servicios, por el zaguán o portón que comunicaba a un pasillo y en cierta medida independiente de la casa, y dado que la costumbre era velar a los difuntos en sus respectivas viviendas, la ubicación de la funeraria podía ser en cualquier lugar, por lo que éste sólo servía de bodega y exhibición de ataúdes que en ese entonces no había mucha variedad, salvo dos o tres modelos adquiridos, más los que se fabricaban allí, para lo cual se destinó esa área de la vivienda.
Durante los primeros días de iniciada la empresa mi padre trajo una carroza funeral comprada en Monterrey, era un vehículo muy antiguo, tal vez del año de 1929, marca Ford modelo La Salle, recuerdo que era un vehículo cuadrado color marfil fabricado de madera con los bastidores metálicos y llantas con rimes de rayos; lo más moderno en la región, ya que en Sabinas Hidalgo la mejor carroza era una estirada por caballos; además de este mueble, adquirió un Cristo y candelabros para la velación, (estos artículos se usaron hasta el año de 1962). Con estos equipos se lanzó a la tarea de establecer un negocio el cual en un principio no se dio como tal, ya que muchas veces él pagaba de su bolsa hasta los carros de sitio que iban en los cortejos, esto claro a las familias de muy escasos recursos y que no podían sufragar el gasto, en su afán y espíritu solidario que siempre tuvo.
Era tradición, que con la contratación de un servicio funerario se solicitaban también los servicios de carros de sitio, los cuales se encargaban de transportar a los acompañantes del cortejo una vez que el servicio funeral había terminado en el panteón, a sus respectivas casas.
En aquel entonces quien tenía coches de sitio además de mi Padre eran Don Raymundo Fernández, Juan Dávila, Chón Alejandro, Nicho Saavedra, Nicolás Gallegos, Alcalá Rodríguez, Miguelito Valle, Pancho Rodríguez, Juan Rodríguez y Aureo Terán, quienes conformaban un equipo de entrega y servicio a todas las personas del pueblo.
Hasta el año de 1953 en que adquirió la primera carroza moderna que era un modelo 1936 marca Pontiac y con un motor 8 cilindros en línea, estuvo brindando el servicio funeral con la mencionada carroza La Salle, esta nueva unidad fue cambiada por otra carroza más moderna a solicitud de un coleccionista de vehículos antiguos, ofreciendo a cambio una Carroza Cadillac modelo 1950.
En el verano del 56 se integró al equipo de trabajo de la funeraria el profesor José Rincón, quien había formado parte de la familia al casarse con la Tía Cristina en el año de 1954 y que a la postre se ocupó de la fabricación de los ataúdes, fue una bendición para la familia que José como le llamábamos prestara su ayuda desinteresada, ya que con ello venía a sustituir al pilar en el negocio que había sido mi abuelo y quien acababa de morir el 4 de Febrero de ese mismo año.
En el año de 1969 mi Padre compró su última carroza, fue una Cadillac por tal motivo tuve la suerte de acompañar a papá a traerla de su lugar de origen, por esta misma fecha se formó la Unión de Propietarios de Funerarias de Norte organismo al cual mi Padre fue invitado a pertenecer y posteriormente, socio hasta el día 3 de Junio de 1979 que estuvo al frente de la funeraria. Ese día mi Padre murió a consecuencia de una pulmonía resultado de varios días en cama posteriores a una operación.
A la muerte de mi Padre la familia, decidió que Gaby (Profr. Gabriel Solís Garza) mi hermano fuese quien se hiciese responsable de la funeraria, al asumir este encargo, Gabriel se dedicó a fortalecer y expandir el negocio, lo que le valió un reconocimiento de la CANACO. En el año de 1986 Gabriel fue nominado Presidente de la Unión de Propietarios de Funerarias lo que trajo consigo el conocimiento de la existencia de nuestro pueblo, aún en el ámbito internacional, dado que los grandes propietarios de funerarias tuvieron la necesidad de hablar con él, tal es el caso de Funerales Galloso de la Cd. de México, Benito M. Flores de la Cd. de Monterrey, Jackson Funeral Home de la Cd. de Houston Tx. , entre muchos otros.
A la fecha la funeraria se encuentra atendida por mi hermano, quién en un afán de prestar el mejor servicio se ha esmerado en ofrecer instalaciones de primer nivel, cuenta con equipos muy modernos de embalsamamiento así como con capillas equipadas con aire acondicionado y cafetería, verdaderas carrozas funerales y actualmente entre los servicios que se ofrecen esta también el traslado nacional e internacional de cuerpos, contando también con las acreditaciones de la Secretaría de Salud de México.
Una de las acciones que mi hermano realizó al presidir la Asociación de Propietarios de Funerarias, fue gestionar la creación de la Carrera de Embalsamador, la cual comenzó a ofrecerse en el CONALEP II (Col. Vidriera), reconocida por la Secretaría de Educación Publica, Secretaría de Salud y la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Gobernación, en el primer curso se inscribieron y asistieron interesados de funerarias de toda la República Mexicana y Gabriel fue gestor, maestro y alumno, y este curso al igual que los demás que se impartieron, fueron avalados por la Asociación de Técnicos Embalsamadores de los Estados Unidos de Norteamérica al través de la gestión de Funerales Gabriel Solís, contándose también con la participación de peritos de los Estados Unidos de Norteamérica.
Con mas de 50 años de servicio ininterrumpido Funerales Gabriel Solís es una de las empresas del ramo más antigua del Estado, y esto es el resultado de una necesidad surgida a través de un compromiso moral por la familia.